Conservar tomates por varios meses sin perder sabor ni textura puede parecer complicado, pero existe un método casero y simple que permite mantenerlos en perfecto estado por hasta dos años. Lo mejor: no necesitás vinagre, sal ni conservantes.
Solo tomates bien elegidos, frascos limpios y un poco de paciencia para el proceso. Ideal para quienes aman cocinar con ingredientes frescos durante todo el año.

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Ingredientes
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Tomates maduros pero firmes, sin golpes
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Frascos de vidrio con tapa metálica (tipo conserva)
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Agua caliente (para esterilizar y hervir los frascos)
Preparación
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Elegí tomates que estén bien maduros pero que aún mantengan su forma. Evitá los que tengan partes blandas o estén muy blandos.
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Lavá los tomates con abundante agua para eliminar cualquier resto de tierra. Secalos muy bien con un repasador limpio.
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Retirá el cabito o resto del tallo. No los peles ni los cortes, van enteros al frasco.
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Esterilizá los frascos de vidrio hirviéndolos durante 10 minutos o llevándolos al horno (a 120 °C por 15 minutos). Hacé lo mismo con las tapas.
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Colocá los tomates dentro de los frascos, acomodándolos bien para que entre la mayor cantidad posible. Dejá solo un pequeño espacio libre arriba.
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Cerrá los frascos con sus tapas de forma hermética.
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En una olla grande, colocá un repasador en el fondo (para que los frascos no se golpeen) y agregá agua caliente hasta cubrirlos por completo.
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Llevá a hervor y cociná los frascos durante 40 a 60 minutos. Este paso es clave para que se genere el vacío.
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Retirá los frascos del agua y ponelos boca abajo sobre un repasador seco. Dejalos enfriar por completo sin moverlos.
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Una vez fríos, verificá que las tapas estén bien selladas (no deben hacer “clic”). Guardalos en un lugar seco, fresco y oscuro.
Consejos de cocina
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No llenes los frascos hasta el borde: dejá siempre 1 o 2 cm de espacio.
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No uses frascos agrietados ni tapas oxidadas.
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Podés agregar una hoja de laurel o albahaca para dar aroma, aunque no es necesario.
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Etiquetá cada frasco con la fecha para llevar el control de tiempo.
Este método clásico es ideal para quienes compran tomates por cajón o tienen huerta.
Te permite ahorrar, evitar desperdicios y tener sabor de verano en cualquier momento del año.