El árbol de jade, también conocido como Crassula ovata, es una de las suculentas más elegidas por quienes disfrutan de tener plantas en casa.
No solo por su estética, con hojas verdes brillantes y un tronco firme que recuerda a un arbolito en miniatura, sino también por la fama de ser símbolo de prosperidad y buena suerte.
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Si bien es una planta fácil de cuidar, como toda especie necesita ciertos detalles para crecer fuerte, saludable y llenar de vida cualquier rincón del hogar.
1. Buena luz, la clave de su color
Para que el árbol de jade luzca en todo su esplendor, necesita luz abundante.
Puede estar tanto al sol directo como en un lugar con luz filtrada, pero lo importante es que no esté en la sombra total.
Si recibe sol suave, sus hojas adquieren un tono verde claro con bordes rojizos. En cambio, si solo tiene luz indirecta, el color será más oscuro, pero igual saludable.
Eso sí, si la vas a poner al exterior, evitá dejarla expuesta en las horas más fuertes del sol (como el mediodía en verano), ya que sus hojas podrían quemarse.
2. Riego moderado: ni poco ni demasiado
Como buena suculenta, esta planta almacena agua en sus hojas. Por eso no necesita riegos frecuentes.
En invierno, alcanza con regarla cada 15 a 20 días. Y en verano, una vez por semana suele ser suficiente.
El exceso de agua es uno de los errores más comunes. Si notás que las hojas están blandas, revisá cuándo fue la última vez que la regaste.
Si fue hace poco, puede que esté recibiendo demasiada agua. Y si hace mucho, tal vez esté pidiendo un poco de humedad.
3. El sustrato adecuado
El árbol de jade necesita un suelo que drene bien para evitar que las raíces se pudran.
Lo ideal es una mezcla porosa: tierra de jardín con perlita, arena y un poco de compost o humus.
Esto ayuda a que el agua se escurra rápidamente y las raíces se mantengan sanas.
Para fortalecer su crecimiento, conviene fertilizarla dos veces al año: una vez al comenzar la primavera y otra en pleno verano. Esto le aporta los nutrientes necesarios para que crezca con más fuerza y hojas firmes.
4. Poda para que crezca mejor
Cada tanto, es importante podar las ramas o hojas que estén secas, enfermas o débiles.
Esto no solo mejora el aspecto de la planta, sino que también ayuda a que concentre su energía en las partes sanas.
Además, es la mejor forma de mantener su forma compacta y darle ese aspecto de arbolito.
Usá tijeras limpias y esterilizadas, y si cortás ramas pequeñas, podés usarlas para reproducir nuevas plantas.
5. Reproducirla es más fácil de lo que pensás
Una de las ventajas del árbol de jade es lo fácil que resulta multiplicarlo. Podés hacerlo con una hoja o, de forma más rápida, con un tallo.
Solo tenés que cortarlo, dejarlo orear un día y luego colocarlo en una maceta con tierra seca. Al poco tiempo empezarán a salir raíces nuevas y brotes, señal de que todo va bien.
Durante este proceso, regá más seguido para ayudar a que el nuevo ejemplar se afiance.
Con estos cuidados simples, vas a poder disfrutar de un árbol de jade fuerte, sano y con hojas brillantes durante mucho tiempo.
Es una planta noble, ideal para quienes recién arrancan con las suculentas y también para quienes buscan llenar su hogar de verde sin complicarse.
