¿Tenés destornilladores viejos con la punta gastada y pensabas tirarlos? No lo hagas.
Hay una solución simple y efectiva para devolverles el filo y dejarlos como nuevos. Con una herramienta que muchos talleres o casas ya tienen —el esmeril de banco— podés recuperar esas puntas y seguir usándolas por mucho tiempo más.
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Este truco es ideal si querés ahorrar, cuidar tus herramientas y evitar desechar algo que todavía tiene vida útil.
En solo unos minutos y con algunos cuidados básicos, vas a poder afilar la punta y hacer que vuelva a calzar perfecto en tornillos.
Te contamos cómo hacerlo paso a paso y qué tener en cuenta para no dañar la pieza ni ponerte en riesgo.
Materiales necesarios
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Punta de destornillador desgastada
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Esmeril de banco
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Guantes resistentes
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Gafas de seguridad
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Pinzas o soporte (opcional)
Preparación y afilado paso a paso
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Prepará tu espacio de trabajo
Buscá una zona bien iluminada y ventilada. Usá guantes para proteger tus manos y gafas para evitar que te salte alguna viruta. -
Ajustá el esmeril
Si tu máquina tiene regulación, ponela en velocidad baja o media. Esto te da más control y evita sobrecalentar el metal. -
Sujetá la punta con firmeza
Podés hacerlo con la mano o usar una pinza si querés más estabilidad. Lo importante es que mantengas el ángulo original del destornillador. -
Esmerilá con cuidado
Apoyá la punta sobre la piedra del esmeril y empezá a moverla suavemente, de forma uniforme. El ángulo ideal suele ser entre 30 y 45 grados. -
Evitá el sobrecalentamiento
No presiones demasiado. Si la punta se calienta mucho, dejala enfriar antes de seguir. Esto evita que el acero pierda dureza. -
Revisá el avance
Luego de unos segundos de trabajo, pará y observá la forma del filo. Si ya está afilada, podés probarla sobre un tornillo. Si todavía está redondeada, repetí el proceso con más suavidad. -
Limpieza final
Una vez que estés conforme, apagá el esmeril, dejá enfriar la pieza y limpiá los restos de limadura. ¡Listo! Tu destornillador ya está otra vez operativo.
Consejos prácticos
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No uses presión excesiva: el afilado debe ser suave y controlado.
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Si querés un acabado más fino, podés pasar la punta por una lija o piedra para afilar manualmente.
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Probá la herramienta en tornillos reales para ver cómo se comporta después del afilado.
Este truco es ideal para cualquier persona que trabaje en casa con herramientas o simplemente quiera evitar comprar cosas nuevas cuando todavía se pueden recuperar.
Una forma sencilla de ahorrar, reciclar y mantener tus herramientas listas para seguir funcionando. ¡Probalo y contame cómo te fue!