Si estás buscando un plato sencillo, rápido y que impresione por su sabor, el pollo al ajillo es la opción perfecta.
Su aroma inconfundible y su textura dorada y jugosa hacen que sea una receta que siempre conquista.
Te recomendamos: ¡Increíblemente fácil y delicioso! Todo el que lo intente lo querrá de nuevo
Además, es ideal para cualquier ocasión, desde un almuerzo en familia hasta una cena especial.
Ingredientes
- 1 kg de pollo troceado (podés elegir la parte que prefieras, pero con hueso y piel queda más sabroso)
- 2 cabezas de ajo
- 400 ml de vino blanco
- Sal y pimienta negra a gusto
- 1 taza de aceite de oliva
Preparación
- Colocá los trozos de pollo en un bol, salpimentalos a gusto y mezclá bien para que todos queden sazonados. Reservá mientras preparás los demás ingredientes.
- Pelá los ajos dejando la cáscara fina y haceles un pequeño corte en el centro.
- En una sartén grande, verté el aceite de oliva y agregá los dientes de ajo. Cocinalos a fuego medio, revolviendo constantemente, hasta que empiecen a dorarse. Retiralos y reservá en un plato.
- Subí el fuego a máximo y, en el mismo aceite, dorá los trozos de pollo por ambos lados. Asegurate de que queden bien sellados y con una capa dorada. Retiralos y reservá.
- Retirá una buena parte del aceite de la sartén, dejando suficiente para continuar la cocción. Podés guardar el aceite restante para otra receta o desecharlo.
- Volvé a calentar la sartén a fuego medio y reincorporá los trozos de pollo.
- Verté el vino blanco sobre el pollo y agregá los ajos dorados que reservaste antes. Mezclá suavemente para que todos los sabores se integren.
- Bajá el fuego al mínimo y dejá cocinar durante 15 minutos, tapando la sartén para que el pollo quede bien tierno y absorba los aromas.
- Una vez pasado el tiempo, verificá que el pollo esté completamente cocido y retiralo del fuego.
¡Y listo! Serví este delicioso pollo al ajillo con la guarnición que más te guste: unas papas al horno, un arroz blanco o incluso una ensalada fresca. ¡Este plato nunca falla!